Si bien es cierto que la educación en línea ha servido para proseguir con la preparación de estudiantes en medio de la pandemia por Covid-19, también lo es que ha revelado múltiples deficiencias del sistema educativo.
Las clases virtuales permitieron continuar con los programas de enseñanza, no obstante, con los días se confirmó que el sistema: autoridades, académicos, docentes, alumnos, padres de familia no estaban aún listos para el reto, reconocen especialistas.
Tras 14 meses de pandemia se han exhibido diversas carencias para operar la contingencia, principalmente la falta de uso de las plataformas digitales por parte de los estudiantes, pero sobre todo entre los docentes.
Además de la falta, en muchos casos, de la tecnología para la conectividad y continuar con su preparación profesional, lo que obligó a que desertaran, señalaron académicos y psicólogos en la rama de aprendizaje y lenguaje.
Rebasa tecnología a docentes y alumnos
Raúl Ruelas Silva, académico en nivel superior y de maestrías en universidades de Guadalajara, como la Unitec, recalcó que la mayoría de los docentes no estaban preparados para adentrarse a las nuevas tecnologías.
Dicha insuficiencia provocó que algunos decidieran darse de baja ante la incertidumbre y falta de conocimiento, y eso se vio reflejado en el desempeño de los estudiantes.
“Lo único que ha reflejado esta pandemia son los atrasos educativos que tenemos, así que mientras que los maestros enseñan también deben aprender”, señaló Ruelas Silva.
Dijo que no es lo mismo lo que se le imparte a un niño de preescolar, primaria, secundaria y demás, pero el método sí, es decir, se usan las mismas plataformas.
Rebasan tecnologías del aprendizaje a docentes y alumnos
No basta que el alumno cumpla con el material requerido sino expone lo aprendido, porque se detectaron casos en los que al momento de aplicarles alguna prueba tenían los apuntes a un lado.
Así que no existe la seguridad o se pone en duda de que realmente el estudiante haya captado conceptos, sin embargo, el alumno aprueba en muchos casos, pero no hay una certeza de que aprendió realmente, dijo.
Expuso que en la actualidad ha faltado bastante gestión por parte de los gobiernos, empresas y asociaciones para brindar facilidades de conexión, becas y material tecnológico a las personas que así lo requieran.
Es necesario y urgente que se le brinde internet gratuito a la comunidad para que los jóvenes y maestros puedan interactuar y no se pierda el contacto, además de que con ello se pueda disminuir la deserción escolar.
“Se necesita que autoridades de todos los niveles de gobierno hagan convenios con empresas y por un periodo establecido para que la sociedad tenga acceso a internet, pues algo que no se puede negar es que la educación en línea llegó para quedarse”, afirmó.
No basta enfocarse en lo académico
Por otra parte, Graciela Ortiz, experta en rehabilitación de trastornos de aprendizaje y lenguaje, detalló que la enseñanza no solo se debe enfocar en la parte académica.
“También se debe atender el área psicológica, social y cognitiva, pues el aprendizaje en el nivel básico ha sido de los más afectados, porque es en el que niños y jóvenes inician a estimular su lenguaje y convivencia”, explicó.
Lamentó que en esta pandemia se tuviera un alto índice de violencia infantil, sobre todo por parte de los padres, pues no tienen las herramientas necesarias para enseñar materias como español, matemáticas o incluso hasta valores.
“Es por ello por lo que las autoridades deben empezar a tomar con mayor seriedad el área psicológica, pues hubo casos de niños que hasta dejan de hablar por miedo a responder mal a una pregunta, y eso es otro problema social”, dijo.
La misma necesidad ya sea económica o personal obligó a los maestros a introducirse a las nuevas redes y actualizarse, a reaprender nuevos métodos y fue parejo para todos los niveles educativos e iniciativas, como públicas o privadas.
Urge actualizar a docentes
Ambos expertos en docencia reconocieron como adecuada la decisión que tomaron las autoridades ante la pandemia de suspender las clases y trabajar con lo que se tenía.
Sin embargo, recomiendan que es urgente que se empiece a actualizar a más personal docente junto con los estudiantes para que de esta forma haya un aprendizaje compartido.
Y es que, indicaron que también se ha manifestado que los pocos docentes que tienen un buen manejo de las plataformas se les ha saturado de trabajo, por lo que se requiere más personal preparado.
Al respecto, ilustran que una clase en línea llega a tener la participación de entre 60 y 100 alumnos en una misma asignatura, lo cual no es recomendable pues limita la atención que pueda dar el docente a cada oyente en sus dudas.
Ante ello, recomendaron que se deben manejar otras alternativas de enseñanza, como clasificación de materias, horarios, número de asistentes, con el único de fin de lograr el aprendizaje adecuado para los jóvenes.
En Quintana Roo la Asociación Estatal de Padres de Familia reporta que alrededor de ocho mil estudiantes de nivel básico ya no continuaron con sus estudios, principalmente por el factor económico.
Con la pandemia, los tutores se quedaron sin trabajo, ya que la mayoría labora en la hotelería o prestación de servicios turísticos, mientras que otros optaron por regresar a sus lugares de origen, en tanto la situación financiera mejore.
Sin embargo, todo esto derivó en que niños y jóvenes perdieran conectividad y seguimiento en sus estudios, pese a que en muchos casos, no les dieron de baja de la matrícula, pero ya no continuaron con el ciclo escolar.
SEQ, al rescate
Ante el panorama, la Secretaría de Educación de Quintana Roo (SEQ) implementó el programa SOS, que se encarga de contactar a los padres de familia y estudiantes para promover su regreso.
Incluso, el programa incluyó la realizaron de visitas presenciales a las domicilios de alumnos para verificar si aún viven en la entidad y reinsertarlos en el sistema educativo.
Lo anterior, se basó sobre todo para los niños y adolescentes de nivel básico, pero en el sistema media superior y superior el panorama fue más complicado, porque la mayoría de los jóvenes complementan sus estudios con el trabajo.
Es decir, ellos mismos se costean su preparación profesional, pero fueron afectados ante las pérdidas de empleo, por lo que decidieron abandonar la escuela y dedicarse solo a lo laboral o buscar otra fuente de ingresos.
Deserción por trabajo
Otra situación que se reflejó con el confinamiento fue el incremento de niños y jóvenes trabajando en las calles para apoyar en el sustento familiar, lo que conlleva a otro problema, porque se clasifica como explotación infantil.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el año pasado se detectó que de los 403 mil 407 menores de 5 a 17 años, 41 mil 147 (10.2%) ejerce alguna actividad laboral, ya sea renumerada o no.
Comparado con el 2017, cuando la cifra era de 32 mil 939 de los 350 mil 423 niños y adolescentes (9.4%), se constató un incremento de .8%, es decir, más de ocho mil menores se sumaron al trabajo.
Numeralia:
8 mil alumnos de Q. Roo se ausentaron durante el confinamiento en 2020.
12 millones de pesos se requieren para rehabilitar escuelas vandalizadas.
239 planteles educativos han sido saqueados; 100 en Benito Juárez.
292 centros comunitarios abrieron durante el semáforo amarillo.