Es uno de los episodios más cruentos en la historia de la única frontera terrestre entre África y la Unión Europea.

Desde el pasado viernes 24 de junio se ha confirmado la muerte de al menos 23 personas después de que 2.000 migrantes de origen subsahariano intentaran cruzar la valla de Melilla, la línea fortificada que divide a España y Marruecos.

Diversas organizaciones humanitarias alegan que la cifra real de fallecidos podría ser mayor y exigen una investigación inmediata para esclarecer las causas del suceso.

España responsabiliza de lo ocurrido a las mafias que se dedican al tráfico de personas y su presidente de gobierno, Pedro Sánchez, calificó la llegada masiva de migrantes como un “violento asalto” contra la “integridad territorial” del país.

Marruecos, por su parte, se preparaba desde este lunes para enterrar a los fallecidos. Una acción también criticada por varias organizaciones por considerarla apresurada, sin llevar a cabo el proceso debido.

Los intentos de alcanzar territorio europeo a través de Ceuta y Melilla, dos enclaves españoles en la costa norte de África, no son infrecuentes.

Pero este último ha sido el más mortal ocurrido hasta la fecha, e imágenes difundidas que muestran migrantes apilados, algunos sangrando y yaciendo sin moverse en el suelo, han generado indignación a nivel internacional.

¿Cómo murieron los migrantes?

Según contaron a la agencia de noticias española EFE vecinos de la zona, los migrantes llegaron temprano en la mañana del viernes a la zona de la valla a través de la localidad marroquí de Nador, a pocos kilómetros de Melilla.

Muchos iban armados con palos, cuchillos, piedras e instrumentos para cortar los barrotes de la frontera, según los testigos.

“Fue el intento más violento de cruzar a Melilla que he visto”, le dijo a la agencia AFP Rachid Nejjarim, camarero de un café cerca de la verja fortificada.

“Vi a migrantes armados con palos y barras de hierro… tenía miedo de ser atacado”, añadió Nejjarim.

Se estima que alrededor de 2.000 migrantes tenían la intención de cruzar a España.

Entre ellos, 500 consiguieron acercarse a la valla para intentar entrar. Fue allí, atrapados en uno de los pasillos del paso fronterizo, donde se produjo la avalancha que resultó fatal, según la versión de las autoridades marroquíes, que cifran en 23 el total de muertes.

Según esos reportes oficiales, muchas de las víctimas cayeron desde lo alto de la cerca fronteriza y otras fueron aplastadas en un momento de estampida.

Pero testimonios de testigos e imágenes difundidas por los sobrevivientes alegan que hubo agresiones de agentes marroquíes a los migrantes, a quienes intentaron frenar a fuerza de bastones, gases lacrimógenos y pelotas de goma.

“La policía marroquí nos golpeó, mató a nuestros amigos y no entiendo por qué”, le dijo al sitio de noticias eldiario.es Amir, un joven de Sudán que alcanzó Melilla.

“Los marroquíes me golpearon mucho. La represión fue muy fuerte. Nunca ha sido así”, dijo Karin, otro hombre de Sudán.

La organización Caminando Fronteras defiende por su parte que hay al menos 37 fallecidos y que la cifra podría seguir aumentando. Hay decenas de personas heridas.

Ahora las autoridades españolas procesan a los 133 migrantes que sí consiguieron pasar al otro lado de la frontera.

La Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMHD), en la provincia de Nador, calificó como “inhumana” la forma en que se produjo la detención de migrantes.

Y Moussa Faki Mahamat, presidente de la Comisión de la Unión Africana, expresó su “conmoción y preocupación por el trato violento y degradante de los migrantes africanos”.

Poco después del incidente, AMHD publicó un video en redes sociales mostrando a decenas de migrantes apilados juntos en el suelo junto a la frontera.

Algunos de los cuerpos yacían uno encima del otro y las marcas de sangre y trozos de ropa podían verse alrededor. Muchos de los migrantes parecen heridos y muchos otros no muestran signos de movimiento.

Otras imágenes difundidas por la organización muestran a agentes marroquíes golpeando a algunos de los migrantes que no ofrecen resistencia.

Los relatos de brutalidad policial, la falta de suficientes detalles sobre cómo se llegó a ese punto y lo que se consideran prisas de Marruecos por comenzar a enterrar cadáveres ha llevado a que más de 50 organizaciones de derechos humanos pidan la apertura inmediata de una investigación policial.

El domingo, AMHD advirtió que las autoridades marroquíes “pretenden ocultar rápidamente el desastre que hemos vivido” y lamentaron que no haya “una investigación de autopsia de los cuerpos de los fallecidos”.

¿A quién se responsabiliza?

Dirimir responsabilidades está siendo uno de los principales focos de discordia varios días después de la tragedia.

Pedro Sánchez, presidente del gobierno de España, apuntó como responsables a las mafias que se dedican al tráfico de humanos al otro lado de la frontera.

“Lamentamos la pérdida de vidas humanas, en este caso de personas desesperadas que buscaban una vida mejor y que son víctimas e instrumentos de mafias y delincuentes que organizan acciones violentas contra nuestra frontera”, dijo Sánchez en una entrevista al medio nacional La Vanguardia.

Organizaciones como Caminando Fronteras, sin embargo, piensan que el origen se encuentra en el “fracaso de las políticas migratorias basadas en la seguridad”.

En concreto, atribuyen lo ocurrido a las “campañas de detenciones, redadas en campamentos y desplazamientos forzados contra las comunidades migrantes en Nador y su región”.

“La reanudación de la cooperación en materia de seguridad en el ámbito de la migración entre Marruecos y España en marzo de 2022 ha tenido como consecuencia directa la multiplicación de las acciones coordinadas entre ambos países”, dijo Caminando Fronteras en un comunicado.

En la misma línea opina Said Tbal, coordinador de Migraciones en la Asociación Marroquí de Derechos Humanos, quien le dijo a la Agencia EFE que aunque las mafias “siempre están ahí”, cree que esta última acción surgió de forma espontánea tras las últimas redadas policiales.

El domingo y lunes, cientos de personas protestaron en varias ciudades españolas exigiendo respuestas a los gobiernos de España y Marruecos ante lo que muchos de los indignados consideran como “masacre”.

Punto crítico

En los últimos años, tanto Ceuta como Melilla se han convertido en el objetivo de miles de migrantes, muchos de los cuales huyen de conflictos armados o persecuciones por las que podrían obtener el estatus de refugiado.

Melilla, de 85.000 habitantes, está rodeada de la frontera más fortificada de la Unión Europea. Una valla de 12km de largo y 6 metros de alto separan a Marruecos de España y suponen el último obstáculo para quienes se proponen llegar a Europa.

Quienes tratan de cruzar la frontera ilegalmente lo hacen saltando la valla, escondidos en vehículos o por mar en una embarcación, pero no todos lo consiguen.

Los migrantes que tratan de saltar se exponen a cortes y lesiones por caídas mientras las fuerzas de seguridad marroquíes y españolas patrullan para neutralizar sus intentos, muchos de los cuales acaban en tragedias como la del viernes pasado.

El de Nador es el primer intento de cruce masivo en la frontera desde que España y Marruecos renovaran sus relaciones diplomáticas el pasado mes de marzo tras un año de hostilidades.

Ambos países habían vivido meses de tensión después de que España acogiera en 2021 a Brahim Gali, líder del Frente Polisario, para tratarlo por coronavirus. El Frente Polisario y Marruecos han estado enemistados por décadas por defender diferentes alternativas al conflicto del Sáhara Occidental.

En un incidente que España consideró como represalia por parte de Marruecos, 8.000 migrantes consiguieron cruzar la frontera de Ceuta en la primavera de 2021.

Ambos países dieron carpetazo a los meses de tensión el pasado mes de marzo, cuando España abandonó décadas de neutralidad con respecto al Sáhara Occidental y dio el visto bueno al plan de autonomía marroquí sobre este territorio.

En su renovada relación, ambos países retomaron su colaboración conjunta en la seguridad fronteriza, pero incidentes como el del viernes, la peor tragedia en las fronteras de Ceuta y Melilla, alimentan el debate sobre si los esfuerzos están siendo suficientes.

El incidente comparable más reciente ocurrió en 2014, cuando 15 inmigrantes se ahogaron mientras intentaban cruzar a nado la valla fronteriza hacia Ceuta. Finalmente, se archivó una investigación judicial sobre los guardias civiles españoles que, según los informes, habían disparado balas de goma y gases lacrimógenos.

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