Maderas, elementos sólidos y oleajes en el agua, que todavía tiene un nivel alto, bloquean los pozos e impiden ver el interior de la mina del norte de México donde están atrapados 10 mineros desde hace seis días.

Según el reporte ofrecido el martes por Laura Velázquez, Coordinadora Nacional de Protección Civil, el dron submarino no pudo entrar a uno de los pozos porque había pilotes de madera y en otro sólo llegó hasta donde empezaba el agua sin poder sumergirse.

Esas condiciones hacen que haya que esperar un par de días más hasta que los rescatistas puedan ingresar a los pozos cuyo nivel de agua baja pero todavía se encuentra entre los 10 y 16 metros.

Los mineros quedaron atrapados el 3 de agosto por la tarde en una mina de carbón del municipio de Sabinas, en el estado norteño de Coahuila, cuando se toparon con una mina antigua que estaba llena de agua y que, al venirse abajo, provocó la inundación. En estos pozos los mineros suelen trabajar sin y por eso este tipo de accidentes no son infrecuentes.

La fuerza del agua que irrumpió en los pozos, que están intercomunicados, fue tal que expulsó al exterior a cinco de los 15 mineros que trabajaban en el lugar, que lograron sobrevivir y fueron los que alertaron a las autoridades.

En un comunicado el lunes por la noche el gobierno de Coahuila dijo que todavía persistía la filtración de agua hacia los pozos, que llegaron a tener 34 metros de inundación, aunque esa entrada de agua se ha reducido.

Además se están perforando más barrenos para introducir nuevas bombas y aumentar el flujo de extracción.

Los rescatistas podrán bajar cuando haya un metro o metro y medio de agua, indicó el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Las familias llevan ya casi una semana apostadas en las afueras de la mina donde esperan noticias cada vez con más angustia.

Por el tiempo transcurrido y los obstáculos en los pozos parece cada vez más complicado que los mineros puedan estar con vida, pero las autoridades no han querido pronunciarse al respecto.

Tanto la fiscalía estatal como la federal han abierto sendas investigaciones para buscar presuntos responsables del accidente.

La Red Mexicana de Afectados por la Minería (REMA) insistió en que no se pueden llamar accidentes a estos “desastres previsibles” porque, en su opinión, “son resultado de la corrupción, la ilegalidad y la impunidad en la que operan las empresas mineras en la zona carbonífera de Coahuila”.

Según denunció este colectivo en un comunicado había evidencia de que la mina se podía inundar porque la excavación presentaba filtraciones de agua pero los empresarios les ordenaron trabajar en esos pozos y las autoridades lo permitieron.

REMA denunció que en esa zona carbonífera se toleran “pésimas condiciones de trabajo”. Lamentó, además, que la situación de las minas que sacan carbón para la empresa estatal Comisión Federal de Electricidad no haya mejorado siquiera después de que murieran 65 mineros en Pasta de Conchos, también en Coahuila, en 2006.

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