Varias personas en este país me han preguntado sobre la inseguridad en que vivimos los mexicanos. Hasta aquí llegan las noticias sobre hechos violentos y sangrientos como el ocurrido el sábado en Irapuato, en donde 12 personas, seis mujeres y seis hombres, fueron asesinadas a balazos dentro de un bar, o los que se registraron el 5 de octubre en Totolapan, Guerrero, en donde 20 personas murieron cuando hombres armados les dispararon dentro del palacio municipal. 32 víctimas fatales de la violencia en menos de dos semanas son muchas para quienes viven en un país en donde al año se cometen 125 homicidios o el 0.3% de los que en México se registran en el mismo periodo.

En Israel la tasa o número de homicidios por cada 100,000 habitantes es de 1.49, mientras que en México es de 29.07. Tal vez por eso no pueden comprender lo que sucede en nuestro país las personas con quienes he hablado en este país del Medio Oriente.

Por lo anterior, cuando me preguntan sobre la inseguridad que se convirtió desde hace años en una constante en nuestras vidas, no puedo darles una respuesta sencilla.

Les explico que México siempre ha sido un país violento y que durante los años en que el PRI tuvo el control político la censura gubernamental impidió que la población y el resto del mundo se enteraran de la mayoría de los crímenes que se cometían, lo que en gran medida contribuyó a crear una falsa percepción de seguridad a lo largo y ancho del país.

Por ejemplo, desde 1931 solo se registraron tasas de homicidio de 10 o menos en 1969, 2003, 2004, 2005, 2006 y 2007. Que en solo seis de 92 años las tasas fueran así de bajas solo corrobora los altos índices de violencia que han caracterizado la realidad del país durante casi un siglo.

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