El incidente se produjo en un centro de la localidad fronteriza de Ciudad Juárez en el que había 68 migrantes procedentes de Centroamérica y Sudámérica. Según el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien responsabilizó a los migrantes, estos estaban protestando porque les dijeron que los iban a deportar y comenzaron a quemar colchones. Las malas condiciones de estos lugares de paso temporal y su hacinamiento también podrían haber jugado un papel clave en la dimensión de la tragedia.

La frontera norte de México vivió una de las mayores tragedias que se recuerdan en los últimos años. Al menos 39 migrantes fallecieron y otros 29 resultaron heridos después de que un centro donde estaban acogidos en Ciudad Juárez sufriera un incendio durante la pasada madrugada.

Según el ministro de Exteriores de Guatemala, 28 conciudadanos de la nación centroamericana están entre las víctimas de la tragedia.

Todavía se desconocen las causas exactas que provocaron el accidente, aunque en su rueda de prensa diaria, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, comentó que los migrantes estaban protestando porque les dijeron que los iban a deportar y comenzaron a quemar colchones.

Las imágenes de la pasada noche muestran como la situación que se vivió en ese centro de acogida para migrantes fue extremadamente grave, ya que decenas de cadáveres fueron apilados por las autoridades y muchos de los heridos están en condiciones muy graves.

Este centro acogía sobre todo a migrantes procedentes de varios países Centroamericanos y a venezolanos que pretendían cruzar a Estados Unidos en busca de una vida mejor. Muchos de ellos tenían pensado cruzar en las próximas semanas o estaban a la esperar de la aprobación de un visado de asilo.

La Comisión Nacional de Derechos Humanos ha iniciado las labores de ayuda y repatriación de los cadáveres y es la única que ha rechazado “enérgicamente” las causas de este accidente, aunque sin dar más detalles.

Los centros de migrantes están en el punto de mira por sus malas condiciones

Los centros de internamiento para migrantes en México son foco de controversias debido a las condiciones que están obligados a soportar los migrantes. Estos centros sufren sobrepoblación y esto hace que las personas que viven allí lo hagan en condiciones de seguridad e higiene deficientes. El hacinamiento es la tónica general y esto es fuente de tensiones entre los propios migrantes o entre ellos y las autoridades.

Durante los últimos meses se han registrado varias protestas en estos lugares. Por ejemplo, en octubre, cientos de migrantes se encerraron como símbolo de hartazgo en el interior de un centro de inmigración en Tijuana, que tuvo que ser controlado por la policía y miembros de la Guardia Nacional.

En noviembre, decenas de personas se amotinaron en el mayor centro de detención de México, en la ciudad sureña de Tapachula, cerca de la frontera con Guatemala. Sin embargo, nadie murió en ninguno de los dos incidentes.

Estas personas recorren miles de kilómetros en condiciones límite y, en muchos casos, son extorsionados por bandas criminales en su viaje hacia Estados Unidos. Las condiciones de violencia, pobreza o hambre son las que los hacen salir de naciones como El Salvador, Nicaragua, Venezuela u Honduras en busca de una vida mejor.

Sin embargo, en los últimos años Estados Unidos ha endurecido sus políticas de asilo de migrantes, dilatando los procesos de aceptación de personas a meses. En esta cuestión México se ha convertido en el tapón y país de absorción de la mayoría de estas personas.

México vive un aumento del flujo migratorio a pesar de las restricciones 

La región vive unos niveles de llegada de migrantes nunca antes vistos, ya que solo en la frontera entre México y Estados Unidos en 2022 fueron detenidos 2,76 millones de indocumentados. Además, de acuerdo con datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el flujo migratorio aumentó un 8 % en territorio mexicano.

En las últimas semanas se ha registrado una acumulación de personas elevada en la frontera norte de México y se han vivido momentos de tensión debido a falsos rumores sobre que Estados Unidos volvería a dejar libre paso a los migrantes.

La realidad es que Washington parece estar lejos de esto, incluso aunque ya no siga en el poder Donald Trump. Durante los más de dos años de la Administración Biden, Estados Unidos se ha seguido aprovechando de leyes como el Título 42, que permite expulsar a migrantes que pretendan entrar al territorio con la excusa de la crisis sanitaria que supuso en su día la pandemia de Covid-19.

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