La lucha contra el hambre es uno de los grandes fracasos contemporáneos, dice el escritor Martín Caparrós. Es también uno de los grandes clichés, explica este autor: “hasta las candidatas a Miss Universo se pronuncian sobre el tema”.

Todos estamos en contra del hambre, pero lo que hacemos no alcanza. ¿Por qué hablar de fracaso en México? Aquí, 6.4% de la población padece inseguridad alimentaria grave (IAG). Son 8 millones 189,000 personas. Con estas cifras, todo el país es un foco rojo, pero el tono más intenso de rojo lo encontramos en Tabasco. Allá es 17.9% de la población, alrededor de 436,000 personas, de acuerdo al reporte del Coneval dado a conocer el jueves 10 de agosto.

¿Qué quiere decir insuficiencia alimentaria grave? En esta categoría se incluyen situaciones donde las personas se quedan sin alimentos, experimentan hambre o pueden tener varios días sin comer. Los expertos afirman que esta condición produce desnutrición severa que conduce a diferentes enfermedades o padecimientos que pueden llevar a la muerte. Dicho de otro modo: en un sentido estricto, nadie muere de hambre, pero entre 5 y 10,000 personas mueren al año, en México, por problemas asociados a IAG. De estas, tres cuartas partes son adultos mayores.

En números absolutos, el mayor problema de IAG en México se encuentra en Edomex, donde en esta condición están 1 millón 71,000 personas, “sólo” 10.8% de la población mexiquense. La entidad con mejores números en este rubro es Baja California, donde 3.2% de su población tiene IAG, 307,000 personas.

¿Por qué hemos fracasado? Somos un país de ingresos medios altos. Estamos entre los principales productores de alimentos del mundo, con alrededor de 280 millones de toneladas anuales. Somos también uno de los compradores más importantes de alimentos en el mundo. Competimos con China, para ser el cliente número uno de Estados Unidos de maíz, carne de res y lácteos, entre otras cosas.

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