El Tribunal Supremo de Mexico aprobó el pasado miércoles la despenalización del aborto a nivel federal tras considerar la propuesta del Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE). La organización así lo anunció a través de la red social X: «¡La SCJN despenaliza el aborto a nivel federal! Gracias a un amparo ganado por GIRE, todas las mujeres y personas con capacidad de gestar podrán acceder a servicios de aborto en cualquier institución federal de salud».

El Tribunal Constitucional considera que el sistema jurídico que penaliza el aborto es «inconstitucional», puesto que «viola los Derechos Humanos de las mujeres y personas con capacidad de gestar».

Tras esta decisión, cualquier institución federal de salud, como el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) o el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), deberá brindar el servicio a todas las personas gestantes que lo soliciten. Además, la norma implica modificar el Código Penal Federal para eliminar el delito de aborto, que está definido en el artículo 329 como “la muerte del producto de la concepción en cualquier momento de la preñez”, y que contempla una pena de uno a tres años para los que “hagan abortar a una mujer”, aunque sea con su consentimiento. También incluía inhabilitaciones de dos a cinco años para los médicos que lo practicaran.

Aborto en México

El aborto hasta la semana 12 de gestación está permitido en la Ciudad de México desde el año 2007. La sentencia del miércoles no afecta a las leyes locales, y el aborto sigue siendo ilegal en 20 de los 32 estados del país, pero según The New York Times, “incluso en esos estados, ahora las mujeres pueden abortar legalmente en los hospitales y clínicas federales. La sentencia también prohíbe que el personal de estos centros sea sancionado por practicar abortos”.

Nuestra valoración

Una vez más, al analizar la consideración ética del aborto y sus consecuencias, solo se tiene en cuenta el derecho a decidir de la mujer, como si fuera la única persona implicada en un aborto. Ignorar la existencia de su propio hijo, ser humano inmaduro pero con igual dignidad a ella, supone eliminar de este escenario a su protagonista. La nueva vida humana indefensa, además como ocurre en el resto de legislaciones que autorizan el aborto, no se concede importancia a la posición del padre que debería ser escuchada como un implicado más. Lo que ahora en México se presenta como un progreso, pues parece evidenciar la conquista de una libertad para la mujer, no deja de ser un nuevo retroceso que normaliza el exterminio de seres humanos inmaduros indefensos y dependientes, lo cual se sitúa en las antípodas de lo que debería ser el progreso en una civilización: proteger más a los más necesitados. No celebramos por tanto desde la bioética bien entendida estos presuntos avances que en realidad esconden profundos retrocesos y seguiremos mostrando las evidencias que prueban la realidad humana del embrión aun desde sus fases más inmaduras del que debe respetarse su dignidad y derechos.

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